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JUAN MARCH
Espero que tu página Web dedicada a Juan March ayude a solucionar una falta
incomprensible de información sobre este personaje. Los libros de historia no le dedican más
que unas líneas, casi todas ellas referidas al romántico “Dragón Rapide”. La bibliografía
dedicada a Juan March es inversamente proporcional a su importancia. 
El 12 de octubre de 2003, TV3 emitió un documental sobre Juan March en el que él
apenas si aparecía. Creo que esta oscuridad, imposible si no fuera deseada, define
indirectamente a Juan March. Lo que no se dijo sobre él es más significativo que lo que sobre
él se sabe. 
Cuando en el año 2000 buscaba información sobre Juan March para escribir una obra
de teatro- “El último dragón del Mediterráneo”- ligeramente inspirada en él, tuve mucha más
dificultad que cuando en 2002 investigaba lo publicado sobre ETA para escribir “Los
amantes del demonio”. Recuerdo que en la Feria del Libro de Ocasión, cuando preguntaba si
tenían algo sobre Juan March, los libreros bajaban la voz para contestarme. Y es que March
no sólo fue “el último pirata del Mediterráneo”, fue también “el banquero de Franco”. 
Si a su importancia histórica se le une esa paradójica aura misteriosa, tendremos un
personaje apasionante. Si Juan March hubiera sido americano, la industria cinematográfica ya
hubiera hecho su Ciudadano Kane. 
Los españoles somos tan voluntariosamente amnésicos, que un portavoz de la actual
mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados ha llegado a considerar un homenaje
a las víctimas de la Guerra Civil como “un revival que huele a naftalina”. Parece que a
algunos les gustaría que todos los españoles hubiéramos nacido en la Transición, sin un
pasado que pudiera reprochársenos. Pero el pasado existe y la historia no se puede ocultar. Y
si se oculta es peor, porque se repiten todos sus errores. 
¿Hay en la actualidad equivalentes a Juan March? Sí. Y uno de ellos dijo que el
gobierno no tenía cojones para no autorizarle una televisión de pago. No los tuvo y se la
concedió. Por eso, cuando se trata a Juan March, se trata también de los mecanismos para
controlar el poder. Y ese asunto no es de ayer, es, desgraciadamente, eterno. Por eso es
necesario hablar constantemente de él. El problema es que se nos ha despertado la curiosidad
sobre Juan March medio siglo después de su muerte, cuando verdad y leyenda comienzan a
mezclarse.
                                                                                           
                                                                                           Madrid, 4-12-2003
                                                                                             Alberto Miralles
                                                                                                 Dramaturgo