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(QUINTANAR finge una sonrisa como disculpa.)
Démosle todo lo que pida. Y si fallamos nosotros, siempre nos
quedará él.
QUINTANAR.- Me parece bien.
(Por el tono de QUINTANAR, MERCÁN se protege.)
MERCÁN.- ¿El qué te parece bien?
QUINTANAR.- Lo de vigilarle.
(Salen. En el proscenio, que simulará la calle, cada uno se ensombra
en esquinas diferentes. El último en salir es MERCÁN.)
(Un LADRÓN, vestido de forma astrosa, con remiendos y bordes
deshilachados, le asalta con una navaja en la mano. Habla con la voz
mostrenca, propia de la carencia de educación.)
LADRÓN.- Dame todo lo que lleves.
(MERCÁN, sereno, le da la cartera.)
MERCÁN.- Con lo que me robas sólo vivirás un mes.
LADRÓN.- Dentro de un mes robaré a otro. ¡Dame el reloj también!
(MERCÁN vacila. El LADRÓN mira a los extremos de la calle.)
(Imperioso.) ¡El reloj!
(Se lo da. El LADRÓN lo valora.)
¡Oro!
MERCÁN.- ¿De qué iba a ser si no?