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Carlos March aconseja al Rey.
Durante el intento de instrucción del sumario sobre el
caso Sogecable, abortado finalmente por los Polancos.
Ocurrió que el arquitecto Miguel («Miquelo») Oriol invitó
una noche a cenar a su casa a una serie de personas,
un encuentro entre amigos en el ambiente relajado de un
fin de semana, un ilustre periodista por aquí, un juez en
la cresta de la ola por allá y algunas gentes más. Todo
hubiera quedado en el silencio discreto de los partícipes
de no haber sido porque el ágape quedó reflejado en la
columna de Umbral «Los placeres y los días»: fui a
cenar a casa de Miquelo Oriol y allí estaba el juez Liaño,
y María Dolores Márques de Prado, y... 
Miquelo Oriol empezaba su particular vía crucis. Porque resulta que Carlos
March, casi un hermano para el arquitecto, diseñador de la casa sevillana del
millonario, todo el día cazando, viendo compartiendo juntos, les retiró
bruscamente el saludo, al tiempo que empezaron a lloverle noticias de lo
terriblemente enfadado que estaba Carlitos, no me lo va a perdonar nunca,
en qué lío me he metido, porque además su mujer y la mía son muy amigas,
dolido, apesadumbrado.
-Pero deja de preocuparte, ¡coño, Miquelo! –le espetó un buen amigo-, que
eso va en tu honor: invitas a tu casa a quien te da la gana, pero ¿quién es
éste para decirte a quién tienes que invitar y a quién no?
Pero, a los pocos días, el afectado se vio con Emilio Ybarra, presidente del
BBV, amigo desde la infancia del arquitecto.
-Fíjate lo que me ha ocurrido: Carlos March me ha llamado para preguntarme
si tienes créditos en el BBV, y si los tienes que te los quite y que además
deje de verte...
Hasta que, no tardando mucho, se topó también con Su Majestad el Rey.
-Pero, Miquelo, ¿qué te ha pasado con Carlos?
-Pues a mí nada.
-Es que me ha pedido que te retire el saludo...
 
Jesús Cacho Cortés, 1999
Licenciado en Historia, Periodista y Escritor.
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