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contra de la otra mitad. Vea si no: Ley de divorcio, voto femenino,
secularización de los cementerios, disolución de la Compañía de Jesús
y confiscación de sus bienes... La «niña bonita» como llamaban
ustedes a la República es ya una anciana maltrecha y desaliñada.
FIGUEROA.- (Cerrando su carpeta.) Creo que será un artículo...
MERCÁN.- No nato.
FIGUEROA.- ¿Cómo?
MERCÁN.- No sea usted bobo. Su periódico jamás publicará mis
críticas a la República.
FIGUEROA.- El director me ha pedido que le entreviste.
MERCÁN.- Le habrá pedido que me denigre.
FIGUEROA.- Bueno, eso también.
MERCÁN.- Pero usted no lo hará porque es honrado.
FIGUEROA.- Cierto.
MERCÁN.- (Contundente.) No se lo publicarán.
FIGUEROA.- Si fuera así, dimitiría.
MERCÁN.- No lo haga. Yo le contrato para mi periódico, siempre
que no deje usted el suyo. Tendrá tres sueldos, porque yo le pagaré el
doble.
FIGUEROA.- ¡No puedo escribir para dos periódicos de ideologías
diferentes!
MERCÁN.- No quiero que escriba en mi periódico, sólo que me avise
de lo que se va a escribir en el suyo.